El Caribe y su inmensidad, tanto en extensión como en riquezas, cautiva a propios y extraños. El Caribe es una convergencia total de mundos y culturas. Un punto de encuentro de diversos lenguajes y etnias que, sin embargo, están cobijados bajo un solo encanto en común que lo hace impar: El mar que todo lo mezcla.

El tiempo parece ir más lento, cada movimiento tiene una cadencia peculiar y las palabras cierta musicalidad. Ese el Caribe. Un mundo aparte en este lado del hemisferio.
Aquí en nuestro Caribe colombiano y específicamente en nuestro Caribe insular vivimos el encanto de lo diferente. Hablamos con los ojos, con los gestos, vivimos tarareando una canción en todo momento y a todo le sacamos el lado más amable.

Todo es cuestión de actitud. Cada uno de nosotros tiene un pedazo del Caribe en su interior, por eso muchos foráneos dicen que cuando llegan a conocer esta porción de paraíso vislumbran el resto de su vida aquí.

En el mar la vida es más sabrosa, diría Carlos Argentino con la Sonora Matancera. Ernest Hemingway también podría haber dado fe a través de sus experiencias en el mar junto a su bote El Pilar.

Aquí las prisas se postergan, el estrés se reduce mientras pisas la arena y vives solo para contemplar la escena.
Nuestro Caribe insular, ese que se expresa con múltiples colores, es una invitación a vivir diferente, vivir sanamente y tumbarse en el vaivén de una hamaca después de un baño de mar. Al fin y al cabo, te lo mereces.

En el mar la vida es mas sabrosa. En el mar te quiero mucho mas. Con el sol la luna y las estrellas. En el mar todo es felicidad. En el mar Caribe para más exactitud.

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